"En esta oportunidad he elegido mostrar La otra cara de mi arte, tal vez la menos conocida, pero una manifestación que me ha acompañado toda mi vida. Se trata de la exploración de la figura humana vista desde una perspectiva no literal, visceral y sugestiva, que me permite sumergirme en mi propio imaginario, y a la vez, dejar la interpretación librada a la sensibilidad del espectador.

La obra en su conjunto es un juego en el que intervienen diferentes planos, escalas, dimensiones, luces y sombras donde el ser humano lucha por rescatar su individualidad y su sentido de pertenencia en medio del caos. ”



UN ARTISTA EN BÚSQUEDA DE CÓMPLICES
Diego Fischer - Agosto 2019

Descubrir la obra de Andrés Vivo es emprender un viaje por los mares de Dios, al decir de Antonio Machado. Es también recorrer a través del tiempo puertos lejanos, en los que el viento y los sueños nos llevan. En esos viajes sin brújula ni reloj, impulsados siempre por el cambiante humor del mar, descubrimos colores que nos envuelven, nos abrazan, nos animan el espíritu y – en ocasiones- presagian tempestades. Tal vez las tormentas que todos los seres humanos llevamos, alguna vez, en el alma. Son colores fuertes, intensos, propios de la paleta de un artista que vibra y hace vibrar con su trabajo.

En ese ir y venir por horizontes infinitos y puertos de barcos a vela, descubrimos figuras o siluetas que se mimetizan con el conjunto del paisaje. ¿Quiénes son esos personajes? ¿Estará el propio autor entre ellos? ¿O será el espectador que contempla la obra y que atraído por ella pasa a ser parte del lienzo?

Vivo, que suma más de tres décadas consecutivas dedicadas por completo al arte, es identificado como un pintor de paisajes marinos. Yo me atrevo a afirmar de puertos, mares y cielos, en los que caben todos los sueños y todas las ilusiones. Solo hay que saber soñar.

No obstante, ahora, nos vuelve a sorprender con una serie de lienzos en que la figura humana es la protagonista. La otra cara se titula esta exposición de obras en que el artista logra que hombres y mujeres nos cuenten una historia. O tal vez el desafío del autor sea que, el espectador construya su propia historia al contemplar los lienzos.

Hay batallas de los tiempos de la independencia, hay batallas de los tiempos de las revoluciones y guerras que signaron la vida de nuestro país en el siglo XIX. Hay hombres que empuñan armas y parecen ir tras la figura enorme de su caudillo. Salvo en uno de ellos, en los que claramente se identifica la bandera de España, no hay divisas en las restantes obras. Solo hombres que luchan por un ideal. El rojo intenso que predomina en una de las obras es la sangre derramada en la lucha a punta de lanza. Están también las consecuencias de esos enfrentamientos y toman forma en semblanzas sugeridas de niños hechos hombres que socorren a otros niños.

Las mujeres tienen su espacio propio en La otra cara. No son mujeres solitarias, siempre están en grupo. Sus rostros no están definidos sino sugeridos, sí sus cuerpos. A veces parecen personajes del 900, en otros se trata de figuras del presente que, al observarlas, nos hacen pensar en personas en búsqueda de su identidad en un mundo tumultuoso. Vivo, parece haber dejado también en estos cuadros a merced del espectador la construcción de la historia o su final. Como en las novelas o en las películas de final abierto.

En La otra cara, Vivo motiva al espectador a pensar, a crear, a imaginar y también a soñar. A ser cómplices o coautores. Una complicidad o una sociedad que solo los grandes artistas logran con su público.




Entrevista realizada por Celeste Carnevale para Revista Dossier - 6 set. 2019